Porque Su ira es solo por un momento,
Pero Su favor es por toda una vida.
El llanto puede durar toda la noche,
Pero a la mañana vendrá el grito de alegría.
Los que siembran con lágrimas, segarán con gritos de júbilo.
El que con lágrimas anda, llevando la semilla de la siembra,
En verdad volverá con gritos de alegría, trayendo sus gavillas.
Es en vano que se levanten de madrugada,
Que se acuesten tarde,
Que coman el pan de afanosa labor,
Pues Él da a Su amado aun mientras duerme.
El corazón alegre es buena medicina,
Pero el espíritu quebrantado seca los huesos.
El hijo necio es pesadumbre de su padre
Y amargura para la que lo dio a luz.
Volverán los rescatados del Señor,
Entrarán en Sión con gritos de júbilo,
Con alegría eterna sobre sus cabezas.
Gozo y alegría alcanzarán,
Y huirán la tristeza y el gemido.
»Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.
Porque la tristeza que es conforme a la voluntad de Dios produce un arrepentimiento que conduce a la salvación, sin dejar pesar; pero la tristeza del mundo produce muerte.
Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado».