Jesús les respondió: «En verdad les digo que si tienen fe y no dudan, no solo harán lo de la higuera, sino que aun si dicen a este monte: “Quítate y échate al mar”, así sucederá.
Y todo lo que pidan en oración, creyendo, lo recibirán».
Cuando lo vieron, lo adoraron; pero algunos dudaron.
Acercándose Jesús, les dijo: «Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra.
Abraham creyó en esperanza contra esperanza, a fin de llegar a ser padre de muchas naciones, conforme a lo que se le había dicho: «Así será tu descendencia».
Y sin debilitarse en la fe contempló su propio cuerpo, que ya estaba como muerto puesto que tenía como cien años, y también la esterilidad de la matriz de Sara.
Sin embargo, respecto a la promesa de Dios, Abraham no titubeó con incredulidad, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios,
estando plenamente convencido de que lo que Dios había prometido, poderoso era también para cumplirlo.
Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
Pero que pida con fe, sin dudar. Porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra.
No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor,
siendo hombre de doble ánimo, inestable en todos sus caminos.