No te enojes con los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.
¶ El corazón apacible es vida a la carne; mas la envidia, pudrimiento de huesos.
¶ El de grande ira llevará la pena; porque aun si lo librares seguirá lo mismo.
No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque la ira reposa en el seno de los locos.
Mas yo os digo, que cualquiera que se enojare descontroladamente con su hermano, será culpado del juicio; y cualquiera que dijere a su hermano: Raca, será culpado del concejo; y cualquiera que dijere: Fatuo, será culpado del infierno.
Pero decía, que lo que del hombre sale, aquello contamina al hombre.
Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,
los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, las desvergüenzas, el ojo maligno, las injurias, la soberbia, la insensatez.
Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.
atestados de toda iniquidad, de fornicación, de malicia, de avaricia, de maldad, llenos de envidia, de homicidios, de contiendas, de engaños, de malignidades,
Porque donde hay envidia y contención, allí hay perturbación, y toda obra perversa.
¶ Habiendo pues dejado toda malicia, y todo engaño, y fingimientos, y envidias, y todas las murmuraciones,
Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, disolución,
idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo;
Toda amargura, enojo, ira, gritería, y maledicencia sea quitada de vosotros y toda malicia;
¶ Mas ahora, dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, maledicencia, palabras deshonestas de vuestra boca.