Y será el SEÑOR refugio al humilde, refugio para el tiempo de angustia.
Y en ti confiarán los que conocen tu nombre; por cuanto tú, oh SEÑOR, no desamparaste a los que te buscaron.
Y decía yo en mi premura: cortado soy de delante de tus ojos; mas tú ciertamente oíste la voz de mis ruegos, cuando a ti clamaba.
Esforzaos y esfuércese vuestro corazón todos los que esperáis en el SEÑOR.
¿Por qué te abates, oh alma mía, y bramas contra mí? Espera a Dios; porque aún le tengo de alabar por el bienestar de su presencia.
el SEÑOR es el que abre los ojos a los ciegos; el SEÑOR, el que endereza a los agobiados; el SEÑOR, el que ama a los justos.
Confortad las manos cansadas, esforzad las rodillas que titubean.
Decid a los medrosos de corazón: Confortaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con venganza, con pago, el mismo Dios vendrá, y os salvará.
¿Quién hay entre vosotros, que teme al SEÑOR? Oiga la voz de su esclavo. El que anduvo en tinieblas, y el que careció de luz, confíe en el nombre del SEÑOR, y recuéstese sobre su Dios.
Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dijo el SEÑOR, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
Entonces me invocaréis, y andaréis en mis caminos y oraréis a mí, y yo os oiré;
y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.
Por lo cual alzad las manos caídas y las rodillas descoyuntadas.
Y haced derechos pasos a vuestros pies, para que lo que es cojo no salga fuera de camino; antes sea sanado.