Y los entregaste en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron; y en el tiempo de su tribulación clamaron a ti, y tú desde los cielos los oíste; y según tus muchas miseraciones les dabas salvadores, que los salvaren de mano de sus enemigos.
Clamaron los justos, y el SEÑOR oyó, y los libró de todas sus angustias.
Cercano está el SEÑOR a los quebrantados de corazón; y a los molidos de espíritu salvará.
Muchos son los males del justo; mas de todos ellos lo librará el SEÑOR;
guardando todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado.
Matará al malo la maldad; y los que aborrecen al justo serán asolados.
El SEÑOR rescate el alma de sus esclavos; y no serán declarados culpables cuantos en él confían.
Y llámame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás.
Anden ellos errantes para hallar qué comer; y si no se saciaren, murmuren.
Y yo cantaré tu fortaleza, y loaré de mañana tu misericordia; porque has sido mi amparo y refugio en el día de mi angustia.
Antes que fuera humillado, yo erraba; mas ahora tu dicho guardo.
Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos.
Conozco, oh SEÑOR, que tus juicios son la misma justicia, y que en fidelidad me afligiste.
Sostiene el SEÑOR a todos los que caen, y levanta a todos los oprimidos.
Cuando pasares por las aguas, yo estaré contigo; y en los ríos, no te anegarán. Cuando pasares por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
Y ya sabemos que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien, a los que conforme al Propósito son llamados (a ser santos).
el que nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier angustia, con la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
Porque nuestra tribulación, que al presente es momentáneo y leve, nos obra en sobremanera un alto y eterno peso de gloria;
no mirando nosotros a lo que se ve, sino a lo que no se ve; porque lo que se ve, temporal es; mas lo que no se ve, eterno.
Porque no tenemos Sumo Sacerdote que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, PERO SIN PECADO.
Lleguémonos pues confiadamente al trono de su gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia para la ayuda oportuna.
Humillaos pues bajo la poderosa mano de Dios, para que él os ensalce cuando fuere tiempo,
echando toda vuestra solicitud en él; porque él tiene cuidado de vosotros.
¶ Sed templados, y velad; porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;
al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que las mismas aflicciones han de ser cumplidas en la compañía de vuestros hermanos que están en el mundo.